El año que nos deja ha sido un viaje intenso, marcado por desafíos, resiliencia y, sobre todo, por la fuerza inquebrantable de la cultura. Las artes escénicas han sido nuestra guía, nuestro refugio, y nuestro faro de esperanza, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para la creación, el encuentro y la emoción compartida.
Hoy, cerramos un capítulo más, pero no sin antes detenernos a dar gracias:
Gracias infinitas a las compañías, nuestra familia del escenario. Vosotros, con vuestra pasión desbordante y talento inagotable, habéis hecho vibrar cada rincón, iluminando corazones y dejando huellas imborrables.
Gracias a los teatros y espacios que, con una valentía inmensa, abrieron sus puertas cuando más lo necesitábamos. Vuestra apuesta por el arte, como un pilar esencial de la vida, nos ha recordado que la cultura es refugio, resistencia y renacimiento.
Y, por supuesto, gracias al público. A cada aplauso, a cada mirada emocionada desde las butacas, a ese amor incondicional que nos impulsa a seguir soñando. Sin vuestra energía y vuestra presencia, nada de esto sería posible.

Cada función, cada historia compartida, cada emoción vivida juntos nos reafirma en esta lucha por una cultura viva, accesible y resistente.
Este cierre de año es más que un final; es un abrazo colectivo. Es un reconocimiento a todo lo que hemos construido juntos y una promesa renovada de seguir creando, imaginando y transformando el mundo desde el arte.

En 2025, que la creatividad sea nuestra guía, los sueños nuestro motor, y el arte nuestro eterno punto de encuentro. Sigamos adelante, juntos.

¡Feliz Año Nuevo!