Están en mitad de la nada. Encerrados en su local con el ruido de la ciudad bien lejos y con el suyo bien cerca. Nadie los escucha. Insonorizados, rodeados de hueveras, para no molestar, para que no los molesten. Para gritar en un estertor mudo. Ni viejas glorias ni jóvenes promesas. Así son Los Osamenta.…