Mario vive de alquiler en el piso de Carla. El contrato vence y la propietaria convoca al inquilino para negociar un contrato nuevo. El tiempo ha pasado y las condiciones económicas no pueden ser las mismas. Cómo es natural, Mario ni puede ni quiere pagar más. Cómo es natural, Carla quiere sacar mayor beneficio. Por otro lado, la relación entre ellos no es simplemente contractual, puesto que se conocen desde la infancia. Esto contamina la situación. La vida los ha llevado por caminos diferentes y han acabado haciendo el contrato de vivienda que, en teoría, les beneficia a los dos. En el fondo, no se conocen, pero creen conocerse: por su pasado común, por la familia, o por la idea que nos hacemos de otras personas sin tener demasiada información. Con algunas personas tenemos que aparentar que nos importan o, como mínimo, que no las odiamos. Por interés propio, por egoísmo o por necesidad. ¡Si supiera la otra persona lo que estoy pensando de ella mientras me habla!